Mi Alma Necesita Sanar para poder Madurar y Perdonar
Perdonar puede ser una de las cosas más difíciles, sobre todo si sentimos que la persona a quien no podemos o no queremos perdonar, nos ha hecho un gran daño.
Pero ¿cómo sano?... varias personas me dicen tienes que sanar tu alma para mejorar tu vida emocional, sí estoy de acuerdo, pero ¿cómo sano mi alma, cómo sano mi interior?
Pero ¿cómo sano?... varias personas me dicen tienes que sanar tu alma para mejorar tu vida emocional, sí estoy de acuerdo, pero ¿cómo sano mi alma, cómo sano mi interior?
Te puedo compartir una experiencia propia que a mi en lo personal me ha dado resultado, ya tomada la decisión de hacerlo es tomar cada día un rato de tu tiempo, irte a una habitación o al bosque, a un lugar solo y que haya paz, si crees en Dios puedes tener la fe que ÉL está contigo, ponte cómoda(o) y comienza a hablar en voz que te escuches a ti mismo(a) y lo que te está saltando a diario esas heridas que te hicieron háblalas aunque duelan mucho, quizás llores, berrees, patalees, te de ira, rabia, etc pero es necesario pasar por esa experiencia emocional, hazlo hasta que te sientas liberado de alguna manera poco a poco tu alma dejará de padecer es cuando tú tienes la decisión y determinación de soltar a esa o esas personas que te dañaron y perdonar, esto no quiere decir que vuelvas a buscarlas y convivir con ellas, a veces no es sabio, dependiendo de la situación y valorando con sentido común sabremos si nos acercamos y restituimos la relación o ya no valga la pena para continuarla; hay personas que por su estilo de vida, orgullo, patrones de creencia y conducta no van a cambiar y nos van a herir continuamente, no vale la pena seguir exponiéndonos, soltar y continuar nuestros caminos cada quien por su lado...
Creemos que perdonar es un acto en beneficio de la persona que nos ha afectado, pero la realidad es que no es así. Perdonar es en realidad un acto de amor propio, y se hace no para liberar al otro de su culpa, sino para liberarnos a nosotros mismos de la situación que nos ha dañado.
En ocasiones mantener un resentimiento hacia alguien es nuestra manera de no permitir que se nos olvide el daño que nos hicieron, y el mantener el enojo es una manera de no “liberar” a la persona de su culpa. Llegamos a creer, ya sea de manera consciente o inconsciente, que perdonar es como decirle a quien nos hizo daño algo como “está bien lo que me hiciste, no es importante”, y esto es sumamente difícil cuando consideramos que el daño fue muy grande.
Piénsalo. Si mantienes un rencor con alguien, ¿quién vive todas las emociones negativas de dolor, tristeza y enojo, cada vez que se recuerda la situación o a la persona que hizo el daño? Tú, y nadie más que tu. Cada vez que recuerdas lo que pasó, vuelves a vivir toda la situación y reactivas tu resentimiento hacia la persona, como si eso fuera lo adecuado, cuando en realidad quien se está afectando eres tu.
La situación ofensiva sucedió una sola vez en la realidad, pero tu te encargas de revivirla y padecerla por meses o años, recordando cada detalle como si hubiera sido ayer.
Perdonar significa soltar, dejar ya en el pasado lo del pasado. Significa no andar cargando con un costal pesado de resentimiento durante años, sino decidir dejarlo atrás. Finalmente, la persona que te hizo el daño, ya sea que se arrepienta o no, tendrá que vivir su propio proceso de culpa, o de indiferencia.
El mejor regalo que puedes hacerte a ti mismo, es perdonar a quien te ha dañado. Lo haces por ti, no por la otra persona. Reconoces el daño hecho, aprendes lo que te corresponde de esa experiencia, y sigues tu vida con alegría y fortaleza. Ese es el mejor regalo que puedes darte a ti mismo, ya sea que perdones a quien te hizo un daño muy grave, o que perdones a la persona que te insultó en la calle esta mañana, finalmente al perdonar, quien se beneficia enormemente eres tú.
Los que niegan la libertad a los demás, no se la merecen ellos mismos, Abraham Lincoln.
Mi Alma Necesita Sanar para poder Madurar y Perdonar
Mi Alma Necesita Sanar para poder Madurar y Perdonar
Mónica N. Soberanes.